El voluntariado en la cárcel rompe el anonimato y desmiente con su presencia la indiferencia y el olvido. Una comprensión que propicia las transformaciones. Entre presos y voluntarios no se habla de los delitos ni de las condenas, sino de futuro.
Cada cual recupera su nombre, su identidad, su historia y sus sueños. Resulta un deber humanizar cada vez más los centros penitenciarios, ofrecerá las personas que están presas cauces de rehabilitación y formación para apostar por el futuro. BOLETÍN DE LA ESCUELA DE VOLUNTARIADO DEL AYUNTAMIENTO DE MADRID. Abril-Mayo 2006.